Es una enfermedad causada por una bacteria llamada ‘Bordetella pertussis’ que produce un cuadro caracterizado por tos violenta, asfixiante y descontrolada, seguida de un ruido estridente durante la inspiración, debido a la inflamación de la vía aérea. Esta patología se presenta a cualquier edad, pero los desenlaces más graves se producen en lactantes menores de seis meses, quienes tienen un gran riesgo de muerte.
Para el 2010 en todo el mundo se reportaron 81.000 muertes causadas por esta enfermedad y aproximadamente, el 90% de casos fue en países del tercer mundo. Esto, pese a que las tasas de vacunación han mejorado en los últimos años, gracias a los esfuerzos de gobiernos y organizaciones de salud; sin embargo, esta alta mortalidad ha llevado a los expertos a emitir ciertas recomendaciones para reducir el número de muertes. Entre ellas constan:
Acuda al pediatra cuando el niño presente los siguientes síntomas: coloración azulada de la piel, apnea, convulsiones, fiebre alta, vómitos persistentes y deshidratación.
1. Vacunación a todos los niños con tres dosis: a los dos, cuatro y seis meses y un refuerzo entre los cuatro y seis años.
2. Se pueden utilizar refuerzos cada siete a 10 años (que es el tiempo de inmunidad brindado por el esquema descrito). A esto se denomina vacunación en capullo y se utiliza para proteger a las personas más susceptibles, por ejemplo a los padres y hermanos.
3. Vacunación a todas las madres en cada embarazo, considerando que la progenitora podría transmitir, en forma pasiva, sus anticuerpos a través de la placenta a sus hijos porque los pequeños no deben recibir la vacuna antes del año, época en la que son más vulnerables a este tipo de enfermedad.
La vacuna contra esta enfermedad ha sido probada ampliamente y es segura, aunque se pueden presentar reacciones adversas; no obstante, son menos importantes desde el advenimiento de la vacuna “acelular”. Las reacciones incluyen dolor y enrojecimiento del sitio donde se coloca la inyección, irritabilidad o crisis de llanto (uno de cada 1.000 niños), fiebre alta (uno de cada 16.000) y convulsiones relacionadas con la fiebre (uno de cada 14.000 pequeños).
Manténgase informado y consulte al pediatra y ginecólogo para que le asesore en este tema.