La detección temprana de lesiones sospechosas de malignidad asegura un alto porcentaje de curación.
Puede afectar a cualquier persona sin importar raza, sexo ni edad; sin embargo, es conocido que la incidencia es más alta en varones mayores de 40 años.
Prácticas como el bronceado, deportes al aire libre, caminatas, jugar en el parque o en la playa con los hijos, hacen que algunos padres se expongan demasiado a la radiación ultravioleta, considerado como el principal factor ambiental relacionado con el cáncer de piel.
Actualmente existe mayor concienciación sobre la afectación de los rayos solares en la piel y las personas usan más bloqueadores, gorras, sombreros, sombrillas, etc. Las mujeres son más cuidadosas que los hombres.
Los tres tipos de cáncer más conocidos son: el carcinoma basocelular, el carcinoma escamocelular y el melanoma maligno. Los dos primeros, también llamados “cánceres no melanoma” son los más comunes. Se originan en grupos de células de la capa superficial de la piel (epidermis) y en la mayoría de los casos son de crecimiento lento, poco agresivos y detectados tempranamente alcanzan curaciones del 100%.
Los cánceres NO melanoma se presentan de muchas maneras, desde pequeñas bolitas o elevaciones brillantes sobre la piel, rojizas o de color marrón hasta ulceraciones de diferentes tamaños, que progresan lentamente y no sanan. Generalmente, se encuentran en zonas expuestas al sol (cara, cuello, brazos) aunque también aparecen en lugares cubiertos.
El melanoma es un tumor maligno originado en los meloncitos, que son las células encargadas de producir el pigmento o color de la piel. Representa un porcentaje bajo comparado con el cáncer de piel NO melanoma, pero es el responsable del 80% de todas las muertes por cáncer de piel. La detección temprana juega un papel crucial en la supervivencia de quienes lo padecen.
El melanoma puede surgir en cualquier parte del cuerpo, es común en extremidades y tronco. Aparece sobre piel previamente sana o se desarrolla a partir de lunares. Se trata de lesiones, usualmente, muy pigmentadas (tono café-negruzco), con diferentes tonalidades, bordes irregulares y asimétricos.
Existe otro tipo de lesiones asociadas con el cáncer de piel y que tienen una incidencia alta en adultos varones, principalmente en individuos de piel clara.
Estas lesiones llamadas ‘Queratosis Actínicas”, son consideradas como premalignas o carcinomas escamo celulares en evolución y deben ser consideradas como parte del manejo y prevención del cáncer de piel.
Las queratosis actínicas aparecen en piel expuesta al sol; son lesiones pequeñas como parches de aspecto rojizo, áspero, escamosas, las cuales se palpan más de lo que se ven. Consisten en una proliferación anormal de células de la piel, que surgen como una respuesta al daño solar crónico y a la susceptibilidad genética de cada individuo.
Existen opciones terapéuticas para los diferentes tipos de cáncer de piel
Factores de riesgo
Los principales para desarrollar cualquier tipo de cáncer de piel son:
- Ubicación en la línea ecuatorial.
- Vivir en áreas rurales.
- Exposición crónica a la radiación solar ultravioleta.
- Practicar deportes al aire libre.
- Uso frecuente de cámaras bronceadoras.
- Antecedente familiar de cáncer de piel.
- Historia de quemaduras solares en la infancia y/o adolescencia.
- Pieles que se enrojecen con el sol y que difícilmente se broncean.
- Individuos con ojos claros y pelo rubio o rojizo.
- Pieles con número elevado de lunares pigmentados.
Medidas de prevención
Protéjase de la radiación solar ultravioleta durante todo el año y en todos los climas, no solo cuando vaya a un lugar soleado (piscina, playa, río, parques), pues la persona puede recibir los rayos ultravioleta tanto en días nublados, con neblina o soleados y despejados. Los rayos ultravioleta también se reflejan desde superficies como: agua, cemento, arena o nieve.
Aquí algunos consejos:
- Use sombrero de ala ancha para proteger cara, orejas y cuello.
- Prefiera ropa de mangas y pantalón largos.
- Evite la exposición al sol entre las 11:00 y las 15:00.
- Use gafas de sol con filtros que bloqueen la radiación ultravioleta.
- Colóquese protector solar mayor de 30 y con filtros UVA y UVB.
- Limite las cámaras de bronceado.
- Realice autoexamen periódico en busca de lunares, manchas oscuras o lesiones que no sanen.