Esta actividad incrementa su fuerza gracias a los ejercicios musculares y desarrolla la parte psicomotriz.

A menudo los padres escuchan ofrecimientos o propagandas de clases de natación para bebés y se pregunta: ¿son o no convenientes y los pequeños están listos para esta actividad? Aunque la habilidad de desplazarse en la piscina y nadar no se desarrolla totalmente sino hasta después de los cuatro años, esta actividad física sirve como una forma de estimulación y tiene múltiples ventajas: los niños/as se familiarizan con el agua; realizan movimientos que no harían fuera; controlan mejor la verticalidad y el equilibrio; fomenta el conocimiento del cuerpo y de las sensaciones, porque el agua les ofrece gran cantidad de información sobre temperatura, humedad y límites del cuerpo. También, ayuda a relajar los músculos después del ejercicio suave y coordinado. Por otra parte, aumenta la sociabilidad de los bebés al estar en contacto con otros niños/as y es una oportunidad para compartir momentos especiales y fortalecer el vínculo con tu pequeñín.

Estas clases siempre deben estar acompañadas por la madre o un adulto, quien debe permancer atento y ubicarse cerca (la distancia de un brazo), para salvar• al niño/a, en un momento de peligro. Es fundamental elegir un sitio que cuente con estrictas normas de higiene, personal capacitado, piscina cubierta y climatizada. La Academia Americana de Pediatría, recomienda las siguientes medidas de seguridad con respecto a las clases de natación para bebés:

Se debe entender que esta actividad está diseñada para la diversión y el entretenimiento de niños y padres y no para convertir a los pequeños en nadadores expertos. Los progenitores recibirán instrucciones claras sobre seguridad en el agua para ayudar a los niños cuando amerite.

No brindar a los padres una falsa sensación de seguridad ni que los niños son capaces de autocuidarse, nadar y salvarse en una situación de emergencia. Si bien, los niños/as pueden aprender a desplazarse desde muy pequeños, la edad mínima para practicar destrezas en esta actividad es desde los cuatro o cinco años. Estos programas nunca deben auto-promoverse declarando que reducen el riesgo de accidentes. Los padres siempre vigilarán y acompañarán a sus niños/ as cuando estén en el agua. Por ningún motivo, el pequeño puede estar solo en la piscina. Una breve distracción en la supervisión por parte del adulto puede provocar un accidente grave.